Poesía

Tus besos gotean del grifo,

me despiertan por la noche,

delirante sonido.

Mira esas comisuras, forman un nido

donde los pájaros conviven

donde todo está tranquilo.

Abro la llave para que mi insomnio

se mantenga constante,

ante mi corre el líquido, 

lo tomo con mis manos,

remojo mis labios, sabios.

Tus besos gatean sin ruido,

mesen mi pecho despierto

ya un rojo desierto,

dos dunas dos soles.

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Mi sentimiento como suave seda

proveniente del gusano

lo escupo, no te miento

para zurcir el guajiro sueño.

Entendimiento quien lo convierte en tela

tremendo aquel quien lo teje en vestimenta. 

Yo me adorné con suaves ropas

entelequia, me di cuenta.

Por ser vasto el egoísta no escupía 

seda a los demás.

Noté entonces al campesino que cosechaba algodón para si mismo,

con hedor a cuba de ron, comedor y vacilador.

Cubría su faz con una sonrisa,

le pregunté que escondía,

contesto que yo ya lo sabía.

Fue que lo supe y enseguida zurcí la seda

para crear un vestido para mi alma materna.

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El fresco de la madrugada
bailando sobre mi piel,
el resplandor de la luna amarga
escorzándose en el pasto fiel.

Sorbos de imaginación
haciendo nítida la perspectiva 
de tu silueta posada en mi,
oblicua la sostenía.

Entelequia, eso y nada más,
ideal perfecto corriendo de forma suspicaz;
pensando en ti existo en desolación.

Oscuro el cielo me acompaña,
el soplo frío del viento te arrastra,
sin darme cuenta te pensaba...te esfumabas.

Entelequia, juega e imagina
con el ideal de poderte besar,
con temor en la mirada
no te puedo encontrar.

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Nimbé de color azul el corazón tuyo

insuflandolo con gas butano

esperé verlo arder con orgullo...feneció,

más no tú.

Fruiste al verlo caer; 

lo usas ahora como antes de añagaza.

Añoranza tu desdicha de inocular

con denuedo tú veneno.

Tus caricias son perentorias,

sine qua non de tu ser.

Careces de esquife para enfrentar

el naufragio una vez nos has abandonado.

Te encuentras solaz en tu oprobio

no hay manera de juzgar,

sino tan solo de arrostrar

siendo un inmortal...tu desamparo.

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He libado algo de tu tiempo, mientras a la par he ido sembrando un poco de dialecto;

resulta que soy ágrafo, mi lengua, incapaz, trata de escribir aquello que pienso.

Lienzo en blanco es lo que quiero...empezar de nuevo...no dejar huecos.

Melifluo el pasado siento, tiento con la punta...mis dedos...el futuro incierto.

Hoy me encuentro desgarrando al destino por cierto, con este verso;

empezó por una causa, ahora siento el efecto...remordimiento.

Ayer me pareció que buscaba lo que hoy no encuentro, luego entonces me pregunto: 

¿Qué es lo que anhelo? 

Las respuestas me acercan cada vez más a ello y, mientras converso conmigo olvido la razón fundamental del haber empezado...este escrito...