Fedón o del Alma

Sócrates esta a pocos instantes de beber la cicuta, por lo que varios de sus discípulos se dan cita para llegar horas antes de lo acostumbrado para poder filosofar una última vez con él.
   Le piden que comente la razón por la cual el no se encuentra irritado por el hecho de que en poco tiempo más morirá, por lo que Sócrates, al escuchar que pedían de él que realizara su defensa, comenzó a pronunciar su apología.
   Empieza por explicar que el ejercicio que lleva a cabo un filosofo es la preparación para la muerte, ya que como un amante de la sabiduría, uno era capaz de llegar a la verdad solo muerto, por tal motivo, un filosofo que, aproximándose a su muerte, se irritara con tal hecho, no podía ser llamado como tal, ya que dicha persona era en mayor manera un amigo del cuerpo y de los placeres que este le proporciona por medio de los sentidos, los cuales, entorpecen el alma impidiéndole ver la verdad. Sin embargo, un filosofo no puede darse muerte a si mismo, debido a que somos la posesión de los dioses, siendo de esta manera ellos, los que deciden el instante en el que debemos fenecer.
   Un amante de la sabiduría prepara el camino para estar lo más próximo a la muerte. Esto lo logra al alegarse de los placeres del cuerpo y prescindiendo de los sentidos en la medida de lo posible, tratando de captar todo con los ojos del alma, más no con lo del cuerpo, pues, si solo se puede llegar a la verdad una vez muertos, estaremos más próximos a ella, mientras más próximos estemos de la muerte. En lo consiguiente, el cuerpo no es más que la prisión del alma, en tanto que estamos atados a él es imposible llegar a aquel mundo de las Ideas, así que, la muerte no es sino, la separación del alma del cuerpo.
   De lo anterior resulta entonces que si existe un cuerpo y un alma, cada uno de estos se puede cultivar, siendo lo propio para el cuerpo, la medicina, la gimnasia, las riquezas, diversos productos para satisfacer necesidades del cuerpo, etc. Esto da como resultado que nos apeguemos en mayor medida al cuerpo. Por otro lado, lo propio para atender el alma es cultivar la virtud, meditar, filosofar.
   Sócrates después explica el carácter de los contrarios, a razón de que Cebes toma la palabra para argumentar la verosimilitud de si existe el alma. La existencia del alma, según Sócrates, consiste en la naturaleza contraria de las cosas, es decir, del dormir, viene el despertar y, del despertar, el dormir. El mismo razonamiento se puede explicar con la vida y la muerte, por tanto, puesto que vivimos ahora, es necesario que vayamos a morir, y una vez muertos, es necesario que sobrevenga la vida. El alma, es inmortal, además de que previamente ha existido en aquel mundo de las ideas, motivo por el cual, Sócrates alude, a que el conocimiento es la reminiscencia de lo que nuestra alma ya tuvo la oportunidad de ver en aquel mundo.
   El alma es intangible e invisible; el cuerpo es tangible y visible. Así que, para cultivar el alma, tenemos que nutrirla con aspectos cualitativos similares a ella, es decir, con lo intangible e invisible, aquello que solo podemos llegar mediante la razón, la inteligencia y la intuición, de esta manera nuestra alma será buena. Por el contrario, si nos alimentamos de cosas tangibles y visibles, lo que nutrimos es el cuerpo, por la que nuestra alma será mala. La importancia de que nuestra alma sea buena o mala, según Sócrates, es el hecho de que está será juzgada, una vez que se separe del cuerpo, en el Hades.  

  

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