Digresión Teológica y por tanto Metaeconómica.

Supongamos a efectos dialécticos que existe un Dios creador de todas las cosas, supongamos que ese dios creador de todo nos ha creado a su imagen y semejanza. La esencia de este Dios supremo es crear de la nada, ¿Cuál sería por tanto el puente de conexión entre Dios y el Hombre? obviamente la función empresarial pero, ¿Acaso no los enemigos de la sociedad son los empresarios? claro que no, porque atacar al empresario es atacarnos a nosotros mismos ya que cada uno de nosotros es un empresario, pues constantemente estamos creando e innovando cosas ex-novo, es decir, de la nada, somos nosotros los que gracias a nuestra acción hemos ido desarrollando a la humanidad, cada uno aportando su grano de arena, por lo que si se ataca al empresario es un ataque a nosotros mismo; si se ataca el animo de lucro, el cual al ver una oportunidad de ganancia, nos insta a actuar para conseguir nuestros fines y de manera directa o indirecta satisfacemos los fines de terceros, nos atacamos a nosotros mismos y terminamos por frenar a la humanidad.
   Todo acto empresarial implica siempre la creación ex-novo.


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